lunes, 10 de noviembre de 2014

UNIVERSO EXPANDIDO

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jueves, 19 de noviembre de 2009




miércoles, 18 de noviembre de 2009

LADO B

“TODOS LOS MÍOS LOGRARÁN DE MIS RIQUEZAS.
Y los tuyos estarán como los veo, pobres en el mundo”

-Lucifer (1).


Botellas de ron, cuchillos, crucifijos, mujeres, dados y donas. Los motivos presentados en los cuadros de Daniel Serrano coinciden con el imaginario publicitario para el hombre de hoy.

Sobre una mesa, la cama, en un cuadro o sobre la pared, estos elementos cotidianos exhiben principalmente su carga simbólica, lo que se acentúa con la utilización de la línea (algo similar a lo que pasa en el tatuaje). La acumulación y sedimentación de estos iconos construyen un escenario devocional similar al de la animita o del altar popular. De este modo, mediante la representación grafica de objetos tan diversos como las torres de monedas y los diamantes, los dados felpudos, los tenedores y los crucifijos, Daniel Serrano genera un espacio movido por el deseo y el uso, la acumulación y el desecho, la ofrenda y la súplica. Hasta en la baratija más bastarda con la frase I <3 NY se encierra esta dualidad entre el desecho y la promesa.

El sujeto, el fiel, el oficiante, el deseante, devoto, usuario o consumidor esta en el centro de la composición, él es el que activa la mesa, puesto que cada elemento no solo se encuentra presentado como tal, sino que estos han sido puestos o utilizados, están clavados con cuchillos o enganchados, amarrados con alambres de púas. De este modo, Daniel Serrano construye un espacio donde se desarrolla el culto, en el cual se acorta la distancia entre lo divino y lo profano porque es donde se vive el rito. Un escenario de la religiosidad popular.

Mientras que el bodegón es comúnmente utilizado en las escuelas de arte para enseñar a pintar, es en los cuadros de mujeres desnudas y parajes californianos, y no en las vanitas profanas donde Daniel Serrano suele aplicar estas técnicas pictóricas. Este contraste, por una parte, enfatiza la materialidad del cuadro como objeto, como producto, y por otra, presenta el desnudo femenino y el paisaje con la distancia propia de su distribución magazinesca, o con cierta neutralidad decorativa. Cuando estos motivos se encuentran en el contexto de las acumulaciones de culto, aparecen marcados por el humo y la humedad, como activados también en su uso cotidiano. La coexistencia de esta oposición en lo formal viene a evidenciar dos dinámicas específicas de mestizaje.

Mediante la cita explicita, Daniel Serrano, hace una alusión directa al arte colonial y al imaginario tradicional norteamericano. En ambos casos se trata de una importación de imaginario y a la vez de una colonización. La inadecuación evidente del sueño americano transplantado a nuestras tierras es similar a la adaptación del catecismo. Puesto que, finalmente, en ambos casos el adoctrinamiento es exitoso aunque incompleto, la brecha que hay que salvar en la adaptación se llena con el intento de acercar el objeto de deseo. El rito viene a subsanar la evidente distancia entre el camino que se ofrece y la realidad que se vive.

El cuadro, la pintura, es la fuente de las riquezas del artista. El espacio donde la moral actual, es decir, el buen camino de los bienes y placeres terrenales, se invoca, vive y representa.
Omar Cuevas.

1)En el cuadro LAS TENTACIONES, atribuido al Taller de los Hermanos Cabrera, Quito. Siglo XIX. Tomado del catalogo de la exposición Chile Mestizo.

LADO A

“TODOS LOS MÍOS LOGRARÁN DE MIS RIQUEZAS.
Y los tuyos estarán como los veo, pobres en el mundo”

-Lucifer (1).



La acumulación. Da cuenta y necesita tanto del tiempo como del espacio. Sobre una mesa de trabajo. En la memoria. La cultura es una acumulación. La acumulación de diversas tradiciones se mezcla y sedimenta en nuevos/viejos anhelos, deseos. En la basura, los altares y en el arte.



En los objetos presentados en las vanitas, a diferencia de las naturalezas muertas y los bodegones, una sanción moral realza el carácter significativo de los objetos. Del mismo modo, el didáctico arte religioso colonial explicita el sentido negativo de la búsqueda de las riquezas y los placeres presentando tentadoras mesas servidas (fig 1). El mensaje es tan claro y directo como disímil y variada es la recepción de este.

La tradición religiosa popular funciona abiertamente mediante procesos de acumulación, lo que podemos ver en la sumatoria de objetos que van construyendo los altares, las animitas y en el simple acto de montar una foto de carnet en un retrato más grande. La ofrenda se confunde con el fetiche. Productos de uso diario pueden emplazarse en un contexto devocional y cargarse de un sentido particular, dado por los anhelos, deseos, esperanzas de quien los dispone de tal o cual forma (fig. 2), construyendo de este modo un espacio representacional cuyo orden esta dictado por la decantación, la presentación, y la sumatoria.



La sanción moral que recaía en las reliquias presentadas en las vanitas ha devenido en el anhelo de aquello que antes era condenado. El proceso de mestizaje que se da en la colonia, en el que se montan las tradiciones cristianas y paganas tiene un correlato con el colonialismo de nuestro tiempo. Vivimos el reciclaje del sueño americano, recibimos nuevamente el excedente descontextualizado de un proyecto transplantado. La búsqueda de la riqueza y los placeres mundanos reemplazo la predica anterior, de tipo espiritual, sin embargo la distancia que existe entre los feligreses y el fin ultimo de la fe siguen siendo la misma. La misma distancia que explica la manipulación fetichista y animista de los objetos del culto.



En este marco, el cuadro, es decir la obra de arte, vuelve en su propia ley, como producto, a reflexionar en torno a la distancia necesaria para la existencia del anhelo y la devoción. El objeto, el producto, es activado y cargado de sentido al ser manipulado por un sujeto que al participar del acto mismo de la compra venta y posterior ubicación (decantación, sedimentación) vive su cultura generando nuevas grutas, lejos de la mera contemplación estética.

Omar Cuevas.

1)En el cuadro LAS TENTACIONES, atribuido al Taller de los Hermanos Cabrera, Quito. Siglo XIX. Tomado del catalogo de la exposición Chile Mestizo.

viernes, 23 de noviembre de 2007